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PERSONALIDAD INMADURA

    La personalidad es la suma total de las pautas de conducta actuales y potenciales determinadas por tres notas: la herencia (el equipaje genético, lo que recibimos de nuestros padres), el ambiente (el entorno) y la experiencia de la vida (la biografía de cada uno). La personalidad es el sello propio y específico de cada uno. La tarjeta de visita. Dicho en otros términos, la personalidad es una organización dinámica, en movimiento, en donde confluyen los aspectos físicos, psicológicos, sociales y culturales de un individuo. Los psiquiatras nos dedicamos a la ingeniería de la conducta. Somos perforadores de superficies psicológicas, intentamos ahondar en la mecánica interna del comportamiento, para corregirlo, mejorarlo, hacerlo más equilibrado.
    La inmadurez significa una persona a medio hacer, que da lugar a una psicología incipiente, incompleta, que no está bien terminada y que tiene muchos flecos negativos, pero que puede cambiar y mejorar y hacerse mas sólida, con la ayuda de un psiquiatra o de un psicólogo.
    Desconocimiento de uno mismo. Personalidad poco configurada
    Impaciencia
    Inmediatez
    Falta de constancia
    Comportamientos irresponsables
    Comportamientos caprichosos
    Ausencia de objetivos y planteamientos realistas
    Desconocimiento del riesgo
    Escaso control de instintos, impulsos y tendencias
    Tendencia a ensimismarse en fantasias
    Baja tolerancia a la frustracion
    Inestabilidad y labilidad emocional
    Dificultad para aceptar los propios fallos y limitaciones
    Dependencia
    Relaciones afectivas superficiales, rigidas y exigentes
    Criterios eticos y valores inestables
    1) Desfase entre la edad cronológica y la edad mental: esta es una de las manifestaciones que más llama la atención de entrada, en una primera aproximación. No olvidemos que hay gente de maduración tardía y otra de maduración temprana, y esto le da un carácter ligeramente distinto a esta observación.
    2) Desconocimiento de uno mismo: ésta era una de las normas del héroe griego. En el templo de Apolo, en Grecia, había en el frontispicio de la entrada una inscripción que decía así: «Nosci se autom», conócete a ti mismo. Se trata de tener claro que la asignatura más importante de cada persona es uno mismo, lo que quiere decir saber las actitudes y las limitaciones que uno tiene. Ambas son como el cuaderno de bitácora que nos ayuda a una navegación por la vida adecuada.
    3) Inestabilidad emocional: que se expresa mediante cambios en el estado de ánimo, pasando de la euforia a la melancolía y esto de un día para otro o dentro de un mismo día. Esto hay que diferenciarlo claramente de las llamadas depresiones bipolares. El inmaduro es desigual, variable, irregular, sus sentimientos se mueven y bambolean de forma pendular, lo que hace que nunca pueda uno saber qué va a encontrar en el otro. Esa fragilidad mudable es una nota muy característica. Su estado de ánimo se expresa a través de unos dientes de sierra, una especie de montaña rusa, en donde las oscilaciones son muy frecuentes.
    4) Poca o nula responsabilidad; la inmadurez tiene niveles, lo mismo que sucede con cualquier hecho psicológico. Esta palabra procede del latín «respondere», que significa: contestar, prometer, satisfacer. Estar en la realidad es conocer el hoy-ahora de uno mismo sin ningunearse y sin creerse uno más que nadie.
    5) Mala o nula percepción de la realidad: la captación incorrecta de sí mismo y del entorno que le rodea le lleva a tener una conducta desadaptada tanto intrapersonal (disarmonía consigo mismo) como interpersonal (inadecuado contacto con los demás, no sabiendo medir las distancias ni las cercanías).
    6) Ausencia de un proyecto de vida: la vida no se improvisa. Necesita una cierta organización, un esquema que diseñe el porvenir. Los tres grandes argumentos de éste son: amor, trabajo y cultura. En ninguno de ellos ha calado con profundidad. No se puede vivir sin amor, el amor debe ser el primer argumento de la vida, que da vida y fuerza a los demás. Del cumplimiento de estos tres grandes temas brota la felicidad, suma y compendio de una coherencia de vida donde los tres tienen una enorme importancia.
    7) Falta de madurez afectiva: entender qué es, en qué consiste y cómo vertebra nuestra vida sentimental. Por amor tiene sentido la vida. Pero no hay amor sin renuncias. Y al mismo tiempo saber que nadie puede ser absoluto para otro. El amor eterno no existe; se da en las películas, en las canciones de moda y en las personas poco maduras. Lo que sí existe es el amor trabajado día a día. Amar no significa tener dulces sentimientos, sino volcarse con el otro en las pequeñas cosas de cada día. En mi libro Quién eres, describo la madurez afectiva como una modalidad aparte, con perfiles propios y específicos. Ahí solamente subrayaría ¡que fácil es enamorarse y qué complejo mantenerse enamorado. Hoy se ha producido en este campo una auténtica socialización de la madurez sentimental.
    8) Falta de madurez intelectual: la inteligencia es otra de las grandes herramientas de la psicología, junto con la afectividad. Hay muchas variedades de inteligencia: teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, matemática, analógica, intuitiva y reflexiva… Pero para quedarnos con una idea clara: una persona es inteligente cuando sabe centrar un tema, haciendo razonamientos y juicios de la realidad adecuados, siendo capaz de elaborar un conjunto de soluciones asequibles y positivas que permitan resolver problemas concretos. Dicho en términos más modernos de la psicología cognitiva: inteligencia es saber recibir información, codificarla y ordenarla de forma correcta y ofrecer respuestas válidas, coherentes y eficaces. Aquí las manifestaciones de la inmadurez se expresan de forma rica y variada. Falta de visión y de planificación del futuro. Hipertrofia del presente, una exaltación del instante. No hay crecimiento en los análisis personales y generales, con poca o nula justeza de juicio. Serias dificultades para racionalizar los hechos y aplicar un cierto espíritu cartesiano. La vida es como un viaje, por eso es importante saber a dónde uno quiere ir.
    9) Poca educación de la voluntad: la voluntad es una joya que adorna la personalidad del hombre maduro. Cuando es frágil y no está templada en una lucha perseverante, convierte a ese sujeto en alguien débil, blando, voluble, caprichoso, incapaz de ponerse objetivos concretos, ya que todos se desvanecen ante el primer estímulo que llega de fuera y le hace abandonar la tarea que iba a tener entre manos. Es la imagen del niño mimado que tanta pena produce; traído y llevado y tiranizado por lo que le apetece, por lo que le pide el cuerpo en ese momento. Que no sabe decir que no, ni renunciar. Alguien echado a perder, consentido, malcriado, estropeado por cualquier exigencia seria, que no doblará el cabo de sus propias posibilidades. Un ser que ha aprendido a no vencerse, sino a seguir sus impulsos inmediatos. Por ese derrotero se ha ido convirtiendo en voluble, inconstante, ligero, superficial, frívolo, que se entusiasma fácilmente con algo, para abandonarlo cuando las cosas se tornan mínimamente difíciles.
    Esto trae consigo otros datos: baja tolerancia a las frustraciones, ser mal perdedor, ya que tiene poca capacidad para remontar las adversidades, pues no está acostumbrado a vencerse en casi nada; tendencia a refugiarse en un mundo fantástico, para alejarse de la realidad.
    10) Criterios morales y éticos inestables: la moral es el arte de vivir con dignidad; el arte de usar de forma correcta la libertad, conocer y poner en práctica lo que es bueno. En la persona inmadura todo está cogido por alfileres y fácilmente se deshilacha y se rompe. La moda, la permisividad, el relativismo son pautas vertebrales básicas, sigue los vaivenes de lo último a lo que se apunta todo el mundo sin ningún espíritu crítico.
    La madurez es uno de los puentes levadizos que lleva a la fortaleza de la felicidad, y es el resultado de un trabajo esforzado, serio, paciente, de quitar y añadir, de pulir, de limar, de intentar que nuestra forma de ser sea como una piedra de canto rodado de esas que vemos en los ríos y que casi no tienen aristas.
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    Crecer, madurar, hacerse adulto, “ser mayor”….. que palabras! al principio suenan a algo duro, una mediocridad gris, el mundo de los adultos lleno de sacrificios, responsabilidades, cadenas, esfuerzos…. y amargura.
    Que miedo salir al terrible mundo adulto….Por eso mantenemos parcelas infantiles que nos hacen sentirnos vivos!
    juegos, comidas, caprichos, actitudes, (..) ….. e incluso trabajos donde se juega. Esto en sí mismo es sano, el problema es cuando dejamos de evolucionar para no crecer.
    Pero ¿que es crecer en el día a día? ¿que es hacerse adulto en realidad? porque podemos llagar a los 80 años siendo inmaduros y teniendo 4 hijos…. no es cuestión de edad…..
    Crecer y hacerse adulto, aunque no lo parezca, es hacerse LIBRE.
    ¿Libre? Si. Libre.
    Así de sencillo. Crecer es tomar las riendas de uno mismo, evolucionar hasta
    Crecer es ir pasando etapas, cambios, dejar cosas para coger otras.
    Nunca dejamos de crecer.
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    El Deber Individual de Crecer

    Dice un cuento que, al final de la Creación del mundo, Dios Padre estaba profundamente concentrado amasando y dando forma al hombre, a fin de que quedara perfecto, cuando, de repente, notó que éste se le escapaba de las manos.
    El Espirítu, que andaba por allí, le dijo a Dios Padre:
    -¿Qué es lo que he visto bajar a toda velocidad en dirección a la Tierra?
    -Ha sido el hombre, que tendía prisa por nacer y se me ha ido a medio hacer- respondió Dios.
    -Entonces – dijó el Espirítu- deberá completar él mismo su construcción durante toda su vida. Esta será su tarea.
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    Este es un tema difícil porque todos somos muy maduros ¿no? La realidad es que cuando se habla de madurez o inmadurez, nadie sabemos bien de que se habla, si ahora mismo estuviéramos en una reunión y se te pidiera que la definieras ¿Qué dirías? Sé franco.
    Que difícil es entonces tener comportamientos o querer alcanzar algo que no sabemos que es ¿no?. De hecho al no saber a ciencia cierta que significa, no estará en realidad al alcance de nuestra mente, de nuestras aspiraciones, y por lo tanto de nuestros objetivos deseados.
    Vamos a ver la definición de inmadurez, y por lo tanto, madurez sería todo lo contrario.
    Inmadurez: que no tiene madurez, falta de experiencia o falta de maduración de un fruto. ¡En serio! Busqué en los diccionarios más serios, en wikipedia y otras fuentes confiables y realmente las definiciones dejan mucho que desear. Otros lo describen como falta de desarrollo emocional, pero a mí me dejaron igual.
    Por eso, para ejemplificar mejor desde un punto de vista terapéutico, pero que verdaderamentete ayude a alcanzar mejores actuaciones de tu personalidad en específico, te dejo las 11 características más importantes de una persona madura. Después de esto, formula tu propia definición:
    1. Templanza en el carácter. Quiere decir estar “templado”, ni tan frío ni tan caliente que no puedas pensar y actúes por impulso. Es actuar bajo las mejores posibilidades y conveniencias a pesar de los sentimientos.SERENIDAD ( para mi maria del mar la tenia, nunca la vi destemplada)
    2. Estabilidad emocional. Sin subidas ni bajadas abruptas, sin cambios inexplicables ni ser voluble. Implica también, mantener las emociones durante un periodo largo.
    3. Autoconocimiento. De debilidades y fortalezas, potenciando estas últimas y evitando los factores que potencian las primeras.
    4. Respeto. Hacia los demás, hacia sus ideas y estados por los que pasa el resto de las personas sin querer manipular, intimidar o cambiar. Este es uno de los rasgos más evidentes de la personalidad madura.
    5. Autonomía. Es la capacidad de sostenerse por sí mismo en todas las áreas del ser humano a excepción de la espiritual. Sin embargo, en lo que refiere a lo económico, sentimental y relacional. Tiene que ver también con decidir por si mismo.
    6. Responsabilidad. Capacidad para asumir capacidades y errores y hacer lo conveniente con ellas. También es tomar por propio el deber.
    7. Capacidad de análisis y reflexión. Importantísimo, ya que sin este factor, las cosas en la vida de las personas, simplemente pasan sin saber nunca porqué.
    8. Manejo de la frustración. ¿Tienes problemas? ¡Todos! Y la diferencia estará en la capacidad que tengas para literalmente SOPORTAR sin tomar decisiones arrebatadas hasta encontrar la mejor solución o la menos dañina, para el conflicto.
    9. Orientación Ética. Es regirte por las acciones que sencillamente tienden al bien no solo individual, sino de todos los involucrados en situaciones concretas, así, por mínimo que se afecte a alguien, la personalidad madura buscará otras alternativas.
    10. Objetividad. Es el pensamiento imparcial de la realidad interna vs. la externa, actuando como un juez sin preferencia para dar valor a la razón verdadera, de donde quiera que provenga.
    11. Estar preparado. Como las manzanas cuando están PREPARADAS para comerse y dejaron de estar verdes, así las personas nos tenernos que PREPARAR, en todos sentidos, para las situaciones de la vida. ¿Te vas a casar? ¿Vas a comprar casa? ¿Quieres tener novio? ¿Quieres un trabajo e ingreso mejor? ¿Ya estás PREPARADO para esto?
    ¿Qué es lo radical aquí?
    Precisamente este último punto. Hay que tratar de desarrollar cada una de estas características para estar maduro, es decir, preparado para comerse como las frutas. En este caso, preparado para enfrentar las distintas situaciones que se dan en la vida de la mejor manera posible.
    Por otro lado, es fundamental reconocer, que no son características permanentes, sino que todo el tiempo requieren un esfuerzo porque las puedes perder y te tendrás que esforzar en tenerlas otra vez.
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    4. Capacidad de autoevaluación
    Es desarrollar la capacidad de juzgarse a sí mismo y reconocer cuándo actúa bien o mal, y qué aspectos positivos y negativos posee. Esta postura posibilita el cambio y la superación permanente. Ayuda a ser realistas y a querer mejorar permanentemente.
    5. Capacidad de aceptar riesgos y responsabilidades
    Esto es ser consciente de que cualquier acción implica siempre algún tipo de riesgo y que se debe correr, siendo responsable de las consecuencias de los actos. Es cuando se asume un compromiso que puede llevar al éxito o al fracaso, pero que permitirá la superación y el crecimiento personal, puede ser un ascenso laboral, iniciar un proyecto, asumir un cargo que le confían a un estudiante para representar a sus compañeros, etc., solo el que se arriesga puede medir posteriormente su capacidad.
    6. Fuerza de voluntad
    Elemento importante para canalizar y organizar la fuerza o impulso interior, hacia el logro de un objetivo. Es el que da perseverancia, impide que se desvíe la dirección del actuar de las personas y el que permite culminar una actividad, evitando cambios continuos de planes y responsabilidades. Permite separar la fantasía exagerada que en ocasiones entorpece la concreción de las acciones.
    7. Capacidad de convivencia
    Es poder adaptarse e integrarse a los demás. Es aceptar y respetar las necesidades, derechos y motivos de otros, en ocasiones, incluso sobre el propio. Es dejar de pensar solo en los beneficios de uno para pensar en el beneficio del grupo, es ser capaz de trabajar en equipo acatando las disposiciones que emanan de éste. Es llegar a la comprensión de que aportando en la construcción para el bienestar de los demás, se ha logrado desarrollar la capacidad de amar.
    8. Creatividad
    La persona en su actuar posee una característica que la diferencia de los demás, es auténtica en su proceder y desarrolla una individualidad sin agredir la percepción de los que conviven con ella. Tratará además, de ser consecuente con su manera de concebir la vida humana. Aporta ideas nuevas y no se satisface con lo que ha alcanzado. Sabe que puede dar más, sin llegar a la ambición desmedida, y eso la mantiene en permanente búsqueda y curiosidad.
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    ¿QUÉ CARACTERÍSTICAS CREES QUE POSEE UNA PERSONA CON MADUREZ EMOCIONAL? Razona tu respuesta.
    A veces, observamos el comportamiento y reacciones de alguien y llegamos a la conclusión de que es una persona inmadura o parece no querer ser un adulto, pero ¿en qué consiste la madurez emocional? ¿Cómo es ser realmente un adulto? Estas son las principales características de las personas que han alcanzado una adecuada madurez emocional:
    1. La persona emocionalmente madura tiene una identidad desarrollada, sabe quién es y trata de ser fiel a sí misma y sus valores y vivir y comportarse de acuerdo con ello y no según las modas o lo que dicte el grupo al que pertenece.
    2. Sabe distinguir entre razón y emoción y, aunque puede optar por dejarse llevar por uno u otro aspecto, según lo prefiera, es capaz de elegir en vez de verse dominado por las emociones o tratar de controlarlas recurriendo exclusivamente a la razón. Es decir, presenta un equilibrio adecuado entre razón y emoción.
    3. Tiene metas y objetivos realistas que alcanzar y planifica y lleva a cabo las acciones necesarias para lograr dichas metas, sin quedarse solo en palabras o fantasías. Sus metas le ayudan a dotar de sentido a su vida, alcanzar logros y mejorar su situación. Por el contrario, las personas sin metas viven vidas mucho más vacías y con menos sentido.
    4. No son personas pasivas y dependientes, sino independientes y asertivas, capaces de reconocer sus propios derechos y luchar asertivamente por ellos. Hacen lo posible por reconocer sus defectos y errores y buscan soluciones a sus problemas en vez de culpar a los demás o quejarse. Piden ayuda cuando realmente la necesitan, y la aceptan de buena gana, pero no piden ayuda innecesariamente. No se sienten a merced de los demás, sino dueños de sus propias vidas.
    5. Establecen relaciones de igual a igual, mientras que las personas más inmaduras a menudo establecen el rol de padre/madre o hijo en sus relaciones con los demás. Las personas emocionalmente maduras se relacionan con los demás desde su propia independencia e individualidad. Son personas autosuficientes, que pueden estar solas y valerse por sí mismas, pero que pueden elegir compartir su vida con alguien. En sus relaciones dan y reciben por igual, son capaces tanto de dar como de recibir amor, ayuda, consuelo, apoyo, etc.
    6. No se ofenden con facilidad ni les afectan especialmente las críticas o comentarios negativos de los demás, porque tienen una buena autoestima, saben reconocer sus fallos y aceptarlos, saben tomarse a sí mismos con sentido del humor cuando hace falta, saben que no son perfectos y, en general, tienen una buena opinión de sí mismos que no se ve resquebrajada con facilidad por comentarios negativos.
    7. Tienen una mente abierta, son tolerantes, están dispuestos a tener en cuenta nuevas ideas, a cambiar su modo de hacer las cosas si ven que hay otro mejor, tienen en cuenta los puntos de vista de los demás, aceptan las críticas constructivas y aprenden de ellas. Están dispuestos a hacer cambios si lo consideran adecuado y son capaces de abandonar determinadas conductas que son perjudiciales.
    8. Buscan el crecimiento y desarrollo personal, son conscientes de sus aspectos positivos y negativos y tratan de ser mejores personas, aprender y conocerse mejor a sí mismos.
    En cambio, la persona emocionalmente inmadura sigue viviendo su vida como si fuera un niño. Eso hace que se sienta dependiente, a merced de los demás, sin poder personal, viendo el mundo como un lugar amenazante y a sí mismo sin capacidad suficiente para afrontarlo. El mundo le parece controlador y peligroso y acaba siendo una persona tremendamente desgraciada. Tiene miedo a la soledad, a tener sus propias opiniones y defender sus ideas y no reconoce su propio valor como persona porque se siente débil.
    El camino hacia la madurez
    El camino hacia la madurez emocional implica, inevitablemente, separación y soledad. Saber estar solo sin sentirse solo es uno de los principales pasos hacia la madurez. Si piensas que no eres lo bastante maduro emocionalmente y quieres hacer algo para remediarlo, aquí tienes algunas pistas:
    Reconoce tus reacciones y comportamientos inmaduros. Las reacciones emocionales exageradas, por muy justificadas que te parezcan en ese momento, son un indicio de que algo anda mal. Si, por ejemplo, te enfadas en exceso porque alguien no ha hecho por ti lo que esperabas que hiciera y te sientes abandonado, entonces es muy probable que estés operando en un modo infantil, esperando que alguien solucione tus problemas por ti, te cuide o te proteja. Si necesitas ayuda pídela de una manera abierta y amable, pero hazte responsable de la solución de tus propios problemas y de tu vida en general.
    Conforme vayas ejerciendo autosuficiencia e independencia, resolviendo tus problemas por tu cuenta, buscando tus propias soluciones, etc., verás que tu autoestima aumenta, así como tu sensación de autoeficacia y de capacidad, y tendrás menos miedo de la vida y del mundo. Conforme más capaz te veas de afrontar el mundo por ti mismo, menos miedo le tendrás y más feliz podrás ser. Como ves, es cuestión de practica
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    MADURAR
    Obsesion
    Asumir las consecuencias de mis actos
    Has querido hacer muchas cosas para gustar pero nunca para gustarte
    Samara se siente orgullosa de sí misma cuando acaba una actividad
    Samara tiene que conocer la recompensa del esfuerzo. superarme a mi misma

    darme cuenta de mis errores
    Si no estás bien contigo misma si estás mal en tu casa no vas a estar bien en ningún sitio

    «He aprendido que tengo que valorar a mi familia»

    Reaccionar y madurar tiene su premio. La aceptación y el respeto del resto de la gente

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    En la actualidad a la mayoría nos preparan para adquirir una gran madurez intelectual. Se nos prepara para la vida (laboral). Con la competitividad, el desarrollo de potencialidades y las exigencias sociales por ser el mejor y desarrollar la propia seguridad personal en la perfección. Se trabaja mucho el aspecto mental pero bien poco la madurez afectiva. Aprendemos más a hacer que a ser. Así, cuando nos equivocamos o las cosas no salen según la metodología perfeccionista, nos llenamos de angustia. El problema está que al entrar en crisis, no sabemos qué hacer con ella. ¿Cómo manejar nuestros sentimientos? ¿Qué hacer? ¿Cómo afrontar cuando la vida te da un revés?


    La madurez afectiva depende del ambiente en el que se eduque. Cuando existe un ambiente de amor y aceptación, la persona va asimilando los criterios y valores sobre el bien y el mal pero sin sentirse juzgada con ello. La sociedad hedonista en la que vivimos genera una filosofía de consumo y materialismo que lleva a los niños y jóvenes a desear constantemente sin ver satisfechas sus necesidades. Se potencia el no disfrute de las cosas y apagar el capricho lo más rápidamente posible como un camino rápido a conseguir la felicidad. Evidentemente, es igual de efímera que el deseo y por eso se necesita más.
    Si hay una experiencia temprana de miedo y temor, estos valores no se asimilan y no se potencia la responsabilidad de elección y el fortalecimiento de la tolerancia a la frustración, el desarrollo de las propias fortalezas o la templanza y el autocontrol.  A más rígido y duro sea este proceso desde la infancia, más se va a marcar un proceso de inmadurez emocional posiblemente con dificultades de adaptación (generando una rebelión exagerada en el adolescente) pudiendo llegar a presentar incluso un trastorno de personalidad o patología psicológica.
    Las tendencias del movimiento y la experimentación son propias de la infancia. A partir de los ochos años aproximadamente empiezan las tendencias del valer/aceptación y poder. Si en la formación de la personalidad no se han satisfecho estas tendencias, nos encontraremos ante la inmadurez afectiva que tiene como rasgo la inseguridad.
    La falta de cariño en el entorno familiar produce inseguridad y sentimientos de poca valía, afectando notablemente a la autoestima por exceso o defecto de la misma. Por el contrario, la adquisición de una personalidad madura se consigue a través del desarrollo de la inteligencia emocional y la voluntad personal.
    Los rasgos de la personalidad inmadura:

    1. Sentimiento de inferioridad.
    2. Tendencia a ver lo negativo y pesimismo.
    3. Tendencia a compararse con los demás y a la competitividad.
    4. Necesidad de perfeccionismo y autoexigencia con temor a equivocarse.
    5. Inseguridad y dependencia hacia otros o hacia sus propias metas.
    6. Obsesividad y nerviosismo.
    7. Extroversión: se vuelven hacia los demás pero no se conocen.
    8. Baja tolerancia a la frustración: el más mínimo contratiempo, les hunde.
    9. Inestabilidad del ánimo con respuestas emocionales exageradas al contexto.

    ¿Cómo ayudar a las personas inmaduras?

    • Facilitando el autoconocimiento. Reforzando la autoestima y el autoconcepto: dejando de lado las comparaciones y las opiniones de los demás sobre uno mismo.
    • Aceptando la realidad: que vean lo positivo de los demás y se relacionen con ellos aunque no se trate de actividades «productivas», que disfruten de lo bueno y sencillo de la vida, que sean conscientes de lo positivo para potenciarlo y de lo negativo para mejorarlo.
    • Fomentando el desarrollo de objetivos superiores y ejercitando su voluntad en metas más pequeñas.
    • Que sepan manejar sus cambios de ánimo y aprender a relajarse.

    ¿Cómo se favorece la maduez afectiva desde la educación?

    • Valorando y aceptando a las personas, a los niños, tal y como son para que puedan sentirse queridos.
    • Facilitarles el autoconocimiento, la autoestima y respeto por sí mismos, ayudándoles a plantear metas realizables y constantes.
    • Potenciando acciones sencillas y constantes: hora de levantarse, desayuno, estudio, autocontrol… Que el niño aprenda que lo que vale también cuesta un esfuerzo, a pesar de lo que vea en la TV.
    • Potenciar valores como la templanza frente al impulso del consumismo actual. La felicidad no está en «tener» sino en «ser». Cuidar lo que uno tiene y no generarse necesidades. Conjugar la libertad y la responsabilidad.
    • Aprendiendo a reconocer y comunicar sentimientos y empatizar con los de los demás.
    • Potenciar la valoración y solidaridad con los demás: compartir.

    ¿Cómo afecta la inmadurez afectiva a las relaciones de pareja?

    • La persona inmadura teme amar e identifica el amor con el comportamiento sexual activo. Se «mata» toda amistad sincera y todo amor profundo por miedo a sufrir.
    • En algunos casos, existe un desprecio a la figura de la mujer, percibiéndola como amenazante. Como puede ser potencialmente peligrosa, puede haber una tendencia a rechazarla o huir de ella.
    • Se genera temor e inseguridad ante la persona del sexo opuesto o se busca compulsivamente el afecto en relaciones superficiales.
    • Tendencia a la infelicidad conyugal. Actitud pasiva o de resignación.
    • A veces tendencia a la negación de la propia sexualidad, que se tolera o acepta pero no se ama.
    • Posible tendencia a la infidelidad y a no establecer relaciones afectivas profundas y con compromiso.
    • Tendencia al dominio racional y consciente sobre las emociones.
    • Buscan parejas que adopten el rol de «padre o madre» a lo largo de su vida.
    • Existe una tendencia a idealizar la vida afectiva y exaltar el amor conyugal como algo maravilloso que le lleva a caer en un error, ya que no profundiza en su análisis.
    • Tendencia a no asumir responsabilidades ni compromisos.
    • Tendencia a exagerara los atributos, aparentando ser quien no es, para tener éxito con el sexo opuesto. Les gusta seducir, pero no concretar y normalmente si lo hacen, no mantienen la pareja.
    • Necesitan destacar del resto en sentirse amados, tenidos en cuenta o envidiados pero son inconstantes e inestables emocionalmente. Se sienten seguros con el amor o aprobación de los demás pero se mantienen alejados de los problemas y obligaciones, proyectando la culpa en los otros y  no asumiendo su propia responsabilidad emocional.
    • Tendencia a falta de tolerancia. Necesitan satisfacer sus impulsos inmediatamente porque no pueden esperar. Pueden desarrollar adicciones de todo tipo.
    • Tendencia egocéntrica y narcisista. Resisten muy mal la crítica. A veces, pueden comportarse de forma despótica.
    • Miedo en las relaciones a asumir la falta de amor, la amenaza del abandono, el aislamiento y el rechazo.
    • Suelen tener conductas autoritarias y falta de empatía.

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    Crecer y hacerse mayor

    Crecer, madurar, hacerse adulto, “ser mayor”….. que palabras! al principio suenan a algo duro, una mediocridad gris, el mundo de los adultos lleno de sacrificios, responsabilidades, cadenas, esfuerzos…. y amargura.
    Que miedo salir al terrible mundo adulto….Por eso mantenemos parcelas infantiles que nos hacen sentirnos vivos!
    juegos, comidas, caprichos, actitudes, (..) ….. e incluso trabajos donde se juega. Esto en sí mismo es sano, el problema es cuando dejamos de evolucionar para no crecer.
    Pero ¿que es crecer en el día a día? ¿que es hacerse adulto en realidad? porque podemos llagar a los 80 años siendo inmaduros y teniendo 4 hijos…. no es cuestión de edad…..
    Crecer y hacerse adulto, aunque no lo parezca, es hacerse LIBRE.
    ¿Libre? Si. Libre.
    Así de sencillo. Crecer es tomar las riendas de uno mismo, evolucionar hasta
    Crecer es ir pasando etapas, cambios, dejar cosas para coger otras.
    Nunca dejamos de crecer.

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