Saltar al contenido

DEFECTOS DE CARACTER.CRITICONA

    No juzgues…
    Un hombre estaba poniendo flores en la tumba de su esposa, cuando vio a un hombre chino poniendo un plato de arroz en la tumba vecina. El hombre se dirigio al chino y le preguno levemente burlon: «Disculpe señor, ¿ de verdad cree usted que el difunto vendra a comer el arroz? Si , respondio el chino, cuando el suyo venga a oler sus flores
    Moraleja…
    Respetar las opiniones del otro, es una de las mayores virtudes que un ser humano puede tener. Las personas son diferentes, por lo tanto actuan diferente y piensan diferente.
    No juzgues… solamente comprende.
    ————————————————————————————————————–
    Cuando nos molestan mucho ciertos defectos o comportamientos de los demás, podemos deducir con toda seguridad que ESOS MISMOS son los nuestros, aunque estén retenidos o reprimidos subconscientemente. Cuanto más nos desagradan (los ajenos) es porque más nos duelen los propios.
    Yo sé que cuesta creer y admitir lo que estoy diciendo. Pero invito a quienes se resistan a aceptarlo, que se observen con TOTAL y ABSOLUTA SINCERIDAD. No es necesario que lo reconozcan en público. Basta que cada uno lo vea en sí mismo.
    Si observas bien, verás que a veces, ese defecto que tanto te molesta en alguien y te da “vergüenza ajena”, es porque en el fondo “sientes”, “recuerdas”, muy subconscientemente que en algunas ocasiones tú fuiste así o te comportaste así. Por eso sientes la vergüenza ajena. Si no, ¿por qué habrías de sentirla?
    ¿Por qué habrían de enojarte ciertos defectos o formas de conducta, si no fueran el reflejo de los tuyos? Verse con su peor cara en el espejo de los otros nos causa mucha MOLESTIA Y RABIA. Y así solemos expresarlo.
    Al recriminar y rechazar esos defectos en los demás, parecería que esas actitudes fueran lo más ajeno e impensable en nosotros (una manera de defensa psicológica ante lo que no nos permitimos a nosotros mismos). Y ciertamente que es una manera de expresar que no queremos tener dichos defectos. Pero nuestro rechazo molesto y enojoso es señal de que AÚN ESTÁ PRESENTE, DE ALGUNA MANERA, EN NOSOTROS, si no en nuestra actividad del momento, sí al menos, como recuerdo del pasado o como una tendencia en el subconsciente.
    Una vez más, insisto en que, aunque a muchas personas les parezca difícil aceptarlo, la experiencia de quienes una y otra vez hemos hecho un examen muy sinceramente honesto y serio, nos demuestra que es totalmente exacto.
    Cuesta mucho ser sincero y honesto consigo mismo, al admitir que debilidades y fragilidades que nos disgustan y mortifican no sólo son defectos de los demás sino también nuestros. Cuando vemos que también nosotros tenemos los defectos que nos molestan en los otros, necesariamente nos hacemos mucho más comprensivos e indulgentes. Uno de los defectos humanos más generalizados es justamente la desaprobación, la crítica y la condena. Falta tolerancia, benignidad e indulgencia.
    En la historia de la Humanidad se han cometido las mayores atrocidades, por falta de comprensión y tolerancia. En las relaciones humanas, tanto entre amigos como en la misma familia, es muy frecuentela rigidez e intransigencia.
    Cuando te sientas muy molesto por los defectos de los otros, MÍRATE ADENTRO. Obsérvate. Puede ser una buena ayuda para corregirte y mejorarte. Y sobre todo será un buen camino para comprender a los demás y aceptarlos.
    AUTOR: Darío Lostado.
    LIBRO: Tu vida tiene Sentido.
    LineaRecorte

    • ‎“Si no tuviéramos defectos, encontraríamos menos placer en señalar los del prójimo.” FRANÇOIS de la ROCHEFOUCAULD.
    • “Las personas solo progresan ante un espejo que son los demás, y que devuelven imágenes que uno mismo no puede ver.” MARÍA JOSÉ MUÑOZ.
    • “Todo lo que nos irrita de los demás nos puede llevar a una comprensión de nosotros mismos.” CARL GUSTAV JUNG.
    • “Suele decirse que tú eres como ves el mundo.” AUGUST BECKER.
    • “Cuando un proceso interno no puede ser integrado, usualmente se proyecta hacia el exterior.” CARL GUSTAV JUNG.
    • “Quizás cuando me criticas estás criticando, en realidad, a las partes mías idénticas a las que no te gustan de ti. Una piedra nunca me irrita, a menos que esté en mi camino.” JORGE BUCAY.
    • “Muy a menudo, lo que encontramos difícil en los demás es precisamente aquello que no hemos resuelto dentro de nosotros mismos. Si lo hubiéramos resuelto inicialmente, nunca se hubiese convertido en un problema crónico.” ROBERT DILTS.
    • “No temas conocer tus defectos, recuerda que no eres perfecto, solo perfectible.” ANÓNIMO.
    • “El orgullo detesta el orgullo… en los demás.” BENJAMIN FRANKLIN.
    • “Todo lo que te molesta de otros seres es solo una proyección de lo que no has resuelto de ti mismo.” BUDA.
    • “Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros.” HERMANN HESSE.
    • “Todo lo que reprimimos nos debilita hasta que descubrimos que también constituía una parte de nosotros mismos.” ROBERT FROST.
    •  “Comprenderlo todo es perdonarlo todo.” LEV TOLSTÓI.
    • “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma.” CARL GUSTAV JUNG.
    • “Un enemigo es un tesoro oculto en nuestra casa. Debemos cuidarlo porque constituye la mejor ayuda en el camino de la iluminación.” SHANTIDEVA.
    • “Lo importante es darse cuenta de que aquello que proyectamos en los demás es, en verdad, una afirmación sobre nosotros mismos.” JAVIER MALONDA.
    • “Alguien puede meterte el dedo en la llaga y hacerte daño, pero si procuras curar tu llaga, su dedo no te molestará especialmente.” PEDRO JARA VERA.
    • “Quien se enfada por las críticas, reconoce que las tenía merecidas.” TÁCITO.
    • “Si supiéramos comprender, no haría falta perdonar.” Padre IGNACIO LARRAÑAGA.
    • “Mi sombra me controlaba, aunque en mi arrogancia creía que era yo quien mandaba.” DEBBIE FORD.
    • “No te dejes engañar por las proyecciones de tus propias necesidades y anhelos.” JIDDU KRISHNAMURTI.
    • “Usted puede saber más de una persona por lo que dice de los demás, que por lo que los demás dicen de ella.” LEO AIKMAN.
    • “Muchas de las dificultades que experimentamos con los demás están más relacionadas con nuestra proyección y nuestra interpretación que con su verdadera intención.” ROBERT DILTS.
    • “Al iluminarnos desaparece de nuestra mente el niño insatisfecho que la ha llenado desde la infancia.” ALEJANDRO JODOROWSKY.
    • “El alma tiende siempre a juzgar a los otros por lo que piensa de sí misma.” GIACOMO LEOPARDI.
    • “No vemos a los demás como son, sino como somos nosotros.” IMMANUEL KANT.
    • “Son poquísimos los hombres que saben tolerar en el prójimo los defectos propios.” ARTURO GRAF.
    • “Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.” RENÉ DESCARTES.
    • “La felicidad que obtienes de la comprensión y el conocimiento es más sólida, profunda y adaptativa que el placer ilusionista y pasajero que se basa en la ignorancia y el autoengaño.” PEDRO JARA VERA.
    • “Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás; si quieres conocer a los demás, mira en tu propio corazón.” FRIEFRICH von SCHILLER.
    • “Mientras no se sepa la verdad, las heridas del pasado continuarán abiertas y sin cicatrizar.” Monseñor JUAN JOSÉ GERARDI.
    • “Purifica tu corazón antes de permitir que el amor se asiente en él, ya que la miel más dulce se agria en un vaso sucio.” PITÁGORAS.
    • “Todos utilizamos la proyección para evitar mirar a nuestro interior, nuestra sombra nos dice que no nos fijemos en nuestras propias debilidades y que las proyectemos sobre los demás para evitar en sentimiento de inferioridad.” DEEPAK CHOPRA.
    • “Si una persona no se quiere a sí misma, proyectará ese sentimiento y pensará que nadie podrá quererla. El amor se refracta siempre en lo que somos.” WALTER RISO.
    • “Cuanto más comprendes, menos juzgas.” PEDRO JARA VERA.

    ¿Te gusta que los demás te juzguen sin saber porqué haces las cosas?
    Quizás te dé igual lo que piensen extraños que ni te van ni te vienen. Pero puede que sí te siente mal que te juzguen personas cercanas, que no se han tomado tiempo para escucharte y comprenderte.
    Ésa es la razón principal para decidir no emitir juicios precipitados sobre otras personas: Que a ninguno nos gusta que nos juzguen alegremente
    Y, como razones sobran, apuntemos otras siete:

    1. Porque todos somos diferentes

    Yo no puedo juzgarte a ti según mis valores, mis prioridades o mis gustos personales, porque tú eres una persona distinta y, por tanto,tienes tu propia forma de pensar y de actuar.

    2. Porque nadie es perfecto

    ¿Quién soy yo para juzgar tus errores, cuando yo cometo tantos? ¿Quién soy yo para creerme mejor que tú?

    3. Porque falta información

    No puedo juzgarte sin conocerte y, menos todavía, sin hacer el intento siquiera de entender las razones de tu comportamiento.
    No sé nada de tu historia, de tus necesidades, de las circunstancias que hacen actuar así.
    Me he quedado tan sólo con la parte visible, adaptada a mi conveniencia. ¿Cómo voy a alzar la voz para sentenciarte? ¿Con qué derecho?

    4. Porque las apariencias engañan

    ¿Y si lo que pienso que está ocurriendo tiene poco que ver con la realidad? ¿Y si yo creo que tus motivos son unos y me equivoco?

    5. Porque hace daño

    Quizás tú no llegues a enterarte. Pero, ¿y si ocurre? ¿Y si te enteras de que me he pronunciado contra ti injustamente?
    Tú confiabas en mí y yo no tuve la honestidad de hablarte a la cara o no te di la oportunidad para defenderte sobre lo que yo decía acerca de ti.
    Debí pensar antes en el daño que se puede hacer con las palabras. Te he herido a ti y me he hecho el doble de daño a mí misma.
    Me siento ruin, culpable por no haber tratado de entenderte. Me siento mal.

    6. Porque quien juzga se define a sí mismo

    Yo te juzgué. La gente puede dar valor a mi opinión o no dársela. Pero es sólo eso: una opinión.
    Tú te defines con tus actos, por mucho que yo los critique. Cuando yo te critico soy sólo eso: Una crítica.
    Una crítica dispuesta a juzgar a la ligera a quien sea, incluyéndome a mí misma. Y, aunque juzgue con buenos argumentos, ¿estoy haciendo algo bueno por ti? ¿No es preferible que dedique mis esfuerzos a tratar de entenderte antes que a criticarte?

    7. Porque no hace de quien juzga una mejor persona

    ¿Me siento mejor cuando te juzgo? ¿Me olvido de mis penas, de mis fracasos y limitaciones? Quizás dejo de prestarles atención por un rato, mientras estoy hablando de tus cosas.
    Eso es todo. Juzgarte a ti no me da la alegría que me falta ni, a la larga, me hará mejor como persona.
    Estaré contribuyendo a perpetuar estereotipos, a extender la mala leche gratuita y a disparar antes de preguntar.
    Por todo eso quiero evitar en lo posible la mayoría de esos juicios injustos: Si tú no me estás haciendo mal alguno, ¿quién soy yo para juzgarte?
    Lo suyo es que te deje vivir tranquilo y yo haga lo mismo, ¿o no?
     
    es mas facil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio
    La gente disfruta etiquetando a los demás,porque les resulta mucho mas sencillo pensar que eres algo conocido,una categoría de persona,antes de pararse a plantear que cada persona es un mundo y todos somos distintos.

    etiquetar a las personas, juicios rapidos de valor, criticar
    Hace unos días he escuchado una notícia que me ha impactado. Unos médicos que estaban en misión humanitaria vacunando de la polio a unos niños en un país de África cuando han sido tiroteados y asesinados. Los autores de la matanza creían que lo que en realidad estaban haciendo los médicos era esterilizar a los niños por lo que decidieron asesinarlos para “protegerlos”.
    Este es para mí un trágico ejemplo de cómo actúan las creencias y las etiquetas que tenemos sobre las personas. Si creemos ciegamente algo sobre alguien, no importa que sea cierto o no, actuaremos con esa persona de una manera que sea coherente con esa idea que tenemos de ella. Es por esto por lo que en esta entrada quiero hablaros de etiquetar a las personas.
    Cuando conocemos a alguien no podemos evitar el impulso por calificarlo de alguna forma. Su aspecto físico, su tono de voz o sus gestos producen una sensación en nosotros y, seguidamente lo clasificamos en una categoría o emitimos un juicio sobre ella: es elegante, simpático, distante, creído, … o cualquier otra cosa. A veces simplemente decidimos que no nos gusta y no somos conscientes del porqué.
    Lo primero que me gustaría destacar es que es un impulso imposible de evitar. Emitimos juicios y clasificamos a las personas porque esto nos hace la vida mucho más fácil. Si pensamos que alguien es de una determinada forma podemos hacer una previsión respecto a cómo va actuar en el futuro. Y eso nos permite tomar decisiones sobre si vale la pena hacer algo, o invertir tiempo en esa persona, que sin esa predicción tendríamos que hacer a riesgo de equivocarnos completamente.
    Por ejemplo, si creo que una persona no es de fiar, ya no le explicaré ningún secreto, porque preveo que en un futuro, si le explico algo confidencial, lo más probable es que no lo mantenga en secreto. Sin esa etiqueta o juicio, le confiaría ese secreto totalmente a ciegas. Podría ser que resultara ser discreto o todo lo contrario.

    Efectos secundarios

    Sin embargo, etiquetar tiene un peligro cuando confundimos juicios con hechos. Hay que ser consciente que las etiquetas que ponemos a las personas calificándolas de una determinada forma, son juicios y, como tales, nunca son ciertos o falsos, si no que los juicios están bien o mal fundamentados (¿Saber diferenciar hechos de opiniones?). Esto muchas veces se olvida porque los juicios raras veces se desmienten por la sencilla razón que, al poner etiquetas a las personas actuamos con ellas de una manera que contribuye a potenciar la conducta que pretendemos evitar y que, por lo tanto, nos confirma nuestro diagnóstico. Por lo tanto se convierten en nuestras “verdades incuestionables”
    En el ejemplo de antes, si pensamos que alguien no es de fiar, mostraremos hacia esa personas acciones que le demostrarán que no es digna de confianza, por lo que esa persona se mostrará desconfiada hacia nosotros. Así, nuestra etiqueta se verá reforzada con hechos que confirman nuestro diagnóstico. Es por lo que los juicios tienen el efecto de convertirse en profecías que se autocumplen. Este fenómenotambién se llama efecto Pigmalión.
    El ejemplo más conocido para ilustrarlo es el experimento Rosenthal. En 1966 dos investigadores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson llevaron a cabo un ejercicio consistente en practicar una prueba de inteligencia a niños de los cursos primero a sexto con el falso nombre de “Test de Harvard de Adquisición Conjugada”. Dijeron que la prueba era indicativa de la capacidad intelectual , cuando, en realidad la prueba sólo medía algunas aptitudes no verbales. A los maestros se les dijo que era de esperar que los alumnos que obtuvieran buenos resultados en el test tendrían avances sin precedentes en el transcurso del siguiente año. Lo cierto es que las pruebas no podían predecir tal cosa. Ocho meses después el grupo de los supuestamente aventajados había avanzado intelectualmente más que el resto y el cociente intelectual de los componentes del grupo había aumentado significativamente, sobre todo los de primer y segundo curso. Había una asociación entre la expectativa del profesor y el rendimiento del alumno.

    Revisar las etiquetas: ” Si juzgas un libro por la portada te puedes perder una gran historia”

    Para poder revisar algo, primero tenemos que ser conscientes que ese algo es revisable. Por lo tanto si pensamos que las personas son de una determinada forma y que nunca cambian, entonces se acabó la historia. Sin embargo, una vez escuché de alguien un comentario que decía lo siguiente.

    “La prueba irrefutable que las personas cambian y pueden cambiar es que hay muchas que van a peor”

    Y si pueden ir a peor, también pueden cambiar para mejorar. ¿Qué pasaría si las personas pidiéramos cambiar?Quizás no “somos” de una cierta manera sino que “estamos siendo” de esa manera. Sólo cuando aceptamos que esto es posible podemos empezar el proceso de revisión.
    Hay que reconocer que este proceso requiere una inversión de tiempo y energía por lo que es importante saber si vale la pena invertir en él.  Los consecuencias de poner etiquetas negativas son mayores si lo hacemos sobre personas que son importantes y valiosas para nosotros, ya sea en el ámbito personal como en el profesional. Pensemos por ejemplo en nuestros hijos, nuestros colaboradores, …Algo que nos puede ayudar a decidirnos a invertir en este proceso de revisión es hacernos la siguiente pregunta ¿Que puertas nos abre y cuáles nos cierra el hecho de etiquetar de una cierta forma una persona?
    Por ejemplo, si pienso que mi hijo es un patoso ¿qué posibilidades de interactuar con él me está cerrando esta etiqueta? ¿Lo es en todos los campos?. ¿Qué es para mi ser patoso? ¿Cómo puede influenciarle esa etiqueta que yo tengo sobre él? O si pienso que un colaborador en el trabajo es un inútil, ¿qué puertas estoy cerrando? ¿Cómo podría afectar esa etiqueta en su comportamiento? ¿Estaría dispuesto a revisar esa etiqueta para poder abrir alguna posibilidad? Lo cierto es que hay personas que “no funcionan” en un determinado entorno y, en cambio, parecen una persona totalmente diferente bajo otras circunstancias. ¿Podría ser el efecto de las “etiquetas”?
    Revisar etiquetas supone revisar juicios y en otros post ya he explicado cual es el proceso para hacerlo. Os recuerdo, sólo a modo de resumen, cuales son los pasos:

    1. La acción que proyectamos hacia el futuro cuando lo emitimos, es decir, qué puertas cerramos al emitir ese juicio.
    2. Los estándares sostenidos en relación a la acción futura proyectada. ¿Qué estándar o “barra de medir” utilizamos para emitir ese juicio?
    3. El dominio de observación dentro del cual se emite ” el juicio: ¿ese juicio puede cambiar en función de otros ámbitos, ambientes o circunstancias?
    4. Las afirmaciones que proporcionamos respecto de los estándares sostenidos. Listado de hechos observables que sostienen el juicio
    5. El hecho de que no encontramos fundamento suficiente para sustentar el juicio contrario: si formulamos el juicio contrario, ¿podemos encontrar también hechos que permitan sostener precisamente lo contrario?

    Podéis leer este artículo que lo explica en detalle (Cómo se fundamenta un juicio).

    Beneficios

    Si ya hemos visto que las etiquetas que ponemos pueden tener un impacto en las personas, lo que podemos hacer es utilizar el “Efecto pigmalion” en nuestro favor, como en el caso del experimento Rosenthal. ¿Qué pasaría si tuviéramos expectativas positivas sobre nuestros hijos, sobre nuestros vecinos, sobre nuestros colaboradores? ¿Qué haríamos diferente? ¿Cómo creéis que esa manera diferente de actuar podría impactar sobre ellos? ¿Qué pasaría si confiáis más en alguien de lo que es capaz de confiar en sí misma?

    Conclusión

    Como personas tenemos diferentes roles en nuestra vida: madres/padres, profesores, responsables de equipos,….y hemos visto que  las etiquetas que nosotros tenemos con respecto a esas personas pueden tener un impacto sobre ellas. No se trata de cuestionarselo todo continuamente porque ya hemos visto que etiquetar es algo necesario y que cumple con una función positiva. Lo que sí que creo que vale la pena es pararse a reflexionar para darnos cuenta que nuestros juicios no son verdades absolutas, para valorar el impacto que pueden tener y para  decidir si vale o no la pena revisar nuestros juicios sobre las personas.
    Quien dedica su tiempo a mejorarse a si mismo, no tiene tiempo para criticar a los demas»
    Maria teresa de calcuta
    Es necesario olvidarse de lo malo.»La necesidad de hablar mal del otro indica una baja autoestima, es decir, yo me siento tan abajo que en vez de subir, bajo al otro. Olvidarse rapido de lo negativo es sano. Papa francisco

    error: Content is protected !!